Cuando comienzan a bajar las temperaturas siempre nos acordamos de sacar del armario la bufanda, los guantes, las botas de agua y el gorro para protegernos en nuestro día a día. Sin embargo, son pocas personas las que tienen en cuenta las gafas de sol para la temporada de invierno y, curiosamente, es cuando más necesarias son. ¡Te contamos por qué!

Es cierto que en invierno el sol es menos intenso, pero puede resultar más molesto y además la radiación ultravioleta sigue independientemente de la estación del año. De hecho, en verano el entorno verde refleja solo un 6% de la luz, aproximadamente, mientras que en la nieve la reflexión se acerca al 95%, por lo que no proteger nuestros ojos en invierno podría resultar peligroso y dañino.

Otra de las razones por las que llevar gafas de sol en invierno, es que ayudan contra la sequedad ocular. En invierno hay más humedad y el ambiente es frío y seco. Si utilizamos las gafas de sol fuera de casa, protegeremos nuestros ojos, párpados y todo el contorno.

La mejor opción para cuidar nuestra salud ocular, evitando inflamaciones o daños más serios, es utilizar unas gafas de sol de alta calidad con un rango de protección ultravioleta superior a 380 nm. Solo las lentes con este nivel de protección son capaces de bloquear las dañinas ondas ultravioleta y las podrás identificar fácilmente por el símbolo CE.

También es importante escoger unas gafas de sol suficientemente grandes para que se adapten al tamaño y contorno de cada rostro. Así evitaremos el deslumbramiento periférico y que la luz entre en los ojos desde el lateral o la parte superior de las gafas. Lo ideal sería escoger una lente un poco envolvente, es decir, que proteja bien desde todos los ángulos. Las gafas pantalla son la opción que proporciona una mayor cobertura, que podrás encontrar tanto para el día a día como especiales para la práctica de deportes de invierno. Otra opción no tan grande son las gafas de sol tipo sport, ideales para los meses de invierno. Estos diseños de gafas, además, suelen incorporar monturas de plástico, lo que resulta especialmente cómodo durante el frío dado que las monturas metálicas tienden a enfriarse demasiado y crean esa sensación incómoda de gelidez en la nariz y orejas.

Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de elegir unas gafas de sol para el invierno es el color de las lentes. Estas están clasificadas en categorías de protección, siendo las lentes amarillas, verdes o azules poco recomendables para su uso en invierno, pues ofrecen una categoría de tan sólo S0, S1 o S2. Sin embargo, las lentes grises o marrones son más recomendables para esta estación. Aún así habrá que asegurarse de que estas pertenezcan a la categoría S3, puesto que ofrecen suficiente protección incluso en la montaña y en entornos nevados, pero si de lo contrario escogemos unas lentes de la categoría S4, no podremos conducir o hacer otras prácticas cotidianas porque están recomendadas para ojos extremadamente sensibles o niveles de radiación ultravioleta muy elevados.

La polarización de estas lentes también es una elección muy acertada, realmente durante cualquier época del año por sus múltiples beneficios, pero es aconsejable especialmente en invierno para evitar el reflejo de la luz del Sol en el agua, la nieve, el hielo o incluso el asfalto, que puede resultar muy molesto y dañino para nuestros ojos. Por eso, para deportes de nieve o conducir las lentes polarizadas son un acierto seguro para nuestros ojos.

 

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